La Tierra y su Representación
Para el ser humano siempre ha
sido necesario representar la superficie terrestre y los elementos situados
sobre ella. De esta inquietud por conocer el mundo que les rodea surgieron los
mapas. Con la representación de la Tierra aparecen dos problemas a considerar:
1- Su FORMA:
La superficie de representación es plana, la Tierra no lo es.
La Tierra es un cuerpo
tridimensional con aspecto cercano a la esfera, achatada por los polos y
ensanchada por el Ecuador, semejante a una figura geométrica denominada
elipsoide. La forma real de la Tierra es un geoide cuya superficie irregular
coincide con la que resultaría al prolongar por debajo de las superficies
continentales, los mares y océanos en calma. Conocer con exactitud el geoide es
complicado; para facilitar los cálculos, en cartografía se simplifica la forma
de la Tierra asemejándola a un elipsoide o a una esfera regular, figuras
geométricas cuya formulación matemática es perfectamente conocida.
2- Sus
DIMENSIONES: Son mayores de las que podemos emplear.
Es evidente que en ningún caso es
posible la representación de la Tierra a tamaño real, por lo que se debe
plantear una relación entre una distancia sobre el mapa y su correspondiente sobre
la superficie terrestre: la escala. En resumen, la primera cuestión, la forma,
se soluciona mediante los métodos de proyección cartográfica, mientras que la
segunda, las dimensiones, conduce al concepto de escala. Estos dos factores
hacen posible la relación entre el mapa y la realidad, es decir, condicionan la
representación de cualquier mapa.
Extraído de Instituto Geográfico Nacional
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